Rojas Estapé, M.: Encuentra tu persona vitamina.



La autora, psiquiatra de profesión, esposa y madre, es conocida por sus conferencias y por haber publicado en el 2019 un libro que logró amplia difusión: Cómo hacer que te pasen cosas buenas. Hablará del cortisol y de la oxitocina. La primera se encuentra abundante en personas estresadas y en las llamadas personas tóxicas, por transmitir voluntaria o involuntariamente una sensación negativa de lo que ocurre en su entorno. Por el contrario, las personas positivas y que tienen una visión más alegre y optimista, tienen abundancia de cortisol. Hay estilos de vida más propensos a una situación u otra, como hay modos de ser y de enfocar la vida que llevan a esa situación descrita. Pero las personas no estamos determinadas; en los casos más graves el nivel de condicionamiento puede ser alto, pero lo habitual es que esté a nuestro alcance poder cambiar nuestro estilo de vida y, ojalá, dejar de ser personas tóxicas, si lo fuéramos y para ser personas vitamina. La autora repasa actividades que generan un tipo u otro de hormonas, lo que ayuda a saber cómo aumentar la parte positiva y evitar situaciones negativas. Conocer esta situación puede ser conveniente al elegir pareja; dos personas tóxicas juntas tendrán una forma de vida complicada y con mayores problemas. Algo similar ocurre con compañeros de trabajo. La convicción de no estar determinados es básica para la tarea educativa que desempeñan los padres y educadores. Si un hijo o hija comienza a presentar rasgos que le aproximan al grupo de personas tóxicas, se le puede ayudar en su infancia y orientar más adelante a que realice tareas que generan oxitocina. ¿Qué pasa si se aprecia que el cónyuge tiene tendencia a ser tóxico? Es obvio que los compromisos adquiridos están por encima de la convivencia más o menos grata. Por otra parte, no debiera sorprender a un cónyuge descubrir que la otra persona tiene unos rasgos más relevantes en su forma de ser. Hay una predisposición natural a una u otra forma de ser, pero es posible cambiar o aprender a convivir con esas personas cuando los lazos son fuertes: padres, cónyuge, hijos, hermanos, etc. Gestionar la convivencia con personas tóxicas no es sencillo, pero se requiere un aprendizaje para evitar que su estilo de vida nos influya más de lo debido. Como dice la autora, ojalá el lector acabara siendo la persona vitamina en su entorno. Quizá antes de cambiar a otros debiéramos cambiar nosotros y poner las medidas que la prudencia indica para que la convivencia con esas persona tóxicas no deteriore las relaciones personales ni nuestra salud mental. Si tuviera que concluir con una idea, señalaría que su lectura es preferible hacerla con el enfoque que la autora sugiere en la introducción: qué hacer para ser persona vitamina en mi entorno. La genética condiciona, pero no determina. Además influye el contexto familiar en el que se crece, las experiencias personales y las decisiones que vamos tomando en la vida. Una persona, si se conoce bien y se deja ayudar puede lograr sacar su mejor perfil que no podrá ser menos, si es real, que virtuoso.

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