Abadía, Leopoldo: Cómo hacerse mayor sin volverse un gruñón.


Libro ameno y claro; Abadía aborda un tema frecuente de manera amable y clara. Las personas que en la vejez se vuelven gruñonas es posible que ya apuntaran algunos rasgos que se agudizan con el tiempo. Las limitaciones de la edad, o el no asumir esa realidad, lleva a que pueda resultar más difícil convivir con esas personas. Abadía, porque ese es el encargo de la editorial, cuenta su experiencia personal, sin intentar ni de lejos ser modelo de nada. No tiene reparos en llamar a las cosas por su nombre y a ser duro con la corrupción y la carencia de honestidad. A la vez, evita la descalificación de sectores de la vida pública como si el pertenecer a ellos supusiera estar contaminados. La libertad y responsabilidad son personales y deja claro que no se puede nadie escudar en todos lo hacen o frases similares. Abadía no añora nada o no parece que le ocurra; sabe vivir en presente pero sabiendo que tiene ochenta años. No se engaña sobre la duración de la vida y la realidad de la muerte; admite las limitaciones pero deja claras algunas prioridades para la fase final de su vida. Al hilo de recuerdos de su vida personal y profesional habla de muy diversos temas; no intenta adoctrinar, pero tampoco escurre el bulto a la hora de decir con claridad y simpatía lo que está bien y lo que está mal, junto a muchas cosas contingentes y opinables. No añora ningún pasado idílico pero no se deja seducir por lo políticamente correcto, sólo que lo que dice lo hace con un toque de simpatía y humor. Ensalza la necesidad de formarse de manera habitual, el valor de la familia, etc. Sólo se muestra duro con los que se enriquecen a costa del prójimo o intentan defender lo que es deshonesto por naturaleza.

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