Christie, Agatha: El tren de las 4.50.

 Relato ambientado en la segunda mitad del siglo XX. Durante un viaje en tren, cerca de Londres, una mujer observa un tren que circula en paralelo al suyo durante unos minutos; con gran sorpresa por su parte, ve como una mujer es estrangulada a manos de un hombre. El tren desaparece de su vista y nadie cree su testimonio por ser muy poco creíble. Por otra parte la prensa no dice nada al día siguiente. Se hubiera quedado con la duda para siempre si no fuera por una anciana, la señorita Marple, quien da crédito a sus palabras y pone los medios para que el caso sea investigado. Está cuidado hasta el último detalle, pues la persona que recibe el encargo más directo, la señorita Lucía Eyelesbarrow acaba en una casa situada en una finca junto a una curva de las vías del tren, no muy lejos de Londres. Todos los habitantes de la casa en esas fechas, alrededor de la Navidad, por un motivo u otro pueden ser objeto de sospecha. Interviene Scotland Yard, si bien será la dulce anciana Marple quien con un golpe teatral despeje la incógnita, desconcertando a más de un lector ávido de encontrar las señales del posible asesino entre la maraña de datos que se aportan en el relato. Todo a la vez, de una lógica clara; a posteriori.


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