Gallico, Paul: Flores para la señora Harris.



La señora Harris es viuda desde hace muchos años y, como la pensión no le llega para vivir se dedica a limpiar apartamentos y viviendas de una zona de nivel social alto de Londres. Es amiga de otra viuda en situación similar, la señora Butterfield. Un día, al limpiar en una casa, ve unos vestidos que le admiran; le gustan tanto que decidirá ahorrar para poder comprar ella uno de esa misma marca: Dior. El problema está en el precio: es tanto que está absolutamente fuera de su alcance. Pero si la señora Harris se propone algo, lucha por ello. Realiza su trabajo con gusto, pues le permite contemplar una habitación limpia donde antes había suciedad. Está orgullosa de su trabajo, pero con lo que gana, no puede ahorrar como para comprar un vestido Dior. Lo intenta con las quinielas y después apostando en una carrera de perros. Pero no tiene mucha suerte. Tiene una visión de Dios bastante adaptada a su vida: Si las cosas le van bien es que Dios le sonríe; si le van mal es un castigo por algo que ha hecho. Felizmente llega un día en el que parte en un vuelo aéreo de Londres a París, que regresa esa misma noche: el tiempo suficiente para ir a Dior y comprar un vestido. A partir de ese momento, si ya era amable la novela, lo será más

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