Navarro, Julia: De ninguna parte.



Novela que atrapa al lector. Comienza con el asalto de un comando israelita a una zona del Líbano poblada por palestinos. Intentando proteger la vida de un líder palestino mueren los padres de dos jóvenes. Uno de los soldados que participa, de mala gana, en la operación, Jacob, tendrá grabada en su mente el grito de venganza de uno de los hermanos huérfanos. Pasan los años y esos niños viven en París, con unos familiares. Veremos a una joven palestina buscar integrarse tanto en Occidente que se convierte en una chica frívola del liceo en el que estudia. Un hermano, Abir, no ha olvidado su promesa de venganza. Tras recibir el adiestramiento necesario, empuja al otro hermano, Ismail, a inmolarse con un cinturón bomba. En esos días hay en Bruselas una cumbre de responsables de la OTAN. Sin duda es un lugar de riesgo. Una cadena de televisión recibe una grabación; en ella, un encapuchado señala que si no dejan libres a los presos de Guantánamo, cada día de retraso morirá alguien. Dos o tres personas reconocen la voz del encapuchado. Los responsables de la lucha contra el terrorismo entran en una carrera contra reloj. Jacob está ahí como experto informático y trata de llegar al posible responsable de esa amenaza terrorista. Por medio de contactos llega a él. Además, que ese palestino tenga un marcapasos, ofrece la posibilidad de jaquear el ordenado que controla su aparato y manipularlo. Roban, junto a ese ordenador doce más, con el fin de evitar que sea descubierta la finalidad. El eje del relato es la personalidad y evolución de varias personas; especialmente de Abir y de Jacob; a la vez ayuda a entender los dilemas dentro de una familia de inmigrantes palestinos en Francia, así como la actuación de los responsables de la lucha antiterrorista, que no siempre comparten la información disponible. Los datos facilitados a los medios de comunicación no siempre son veraces. El título sirve para mostrar la falta de identidad nacional de los dos protagonistas principales. Uno, Jacob, nació en Líbano y vive en Israel sin sentirse identificado plenamente con ese país; Abir ha vivido en varios países, pero sin integrarse en ninguno.

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